Un caso de verdadero éxito: Madre Teresa

Madre Teresa fue una de las mayores historias de éxito de todos los tiempos: allí estaba aquella señora menuda, que no pesaba más de 50 kilos y no gastaba dinero en publicidad, estrategias de mercado ni promoción: no tenía equipo de ventas, ni sofisticados creadores de imagen, ni nadie que le escribiera los discursos. Sin embargo, tenía más poder en uno de sus dedos de lo que nadie pueda imaginar. Le bastaba con mover el meñique para recaudar millones. La gente le seguía en tropel. Viajaban miles de kilómetros y estaban de pie durante horas, a pleno sol o bajo la lluvia, con los pies cansados y doloridos, simplemente para verla un momento.

¿Cuál era la magia de esta mujer?

¿Se debía a que era un personaje célebre? Bueno, esto es el A B C de lo que pasaba. No. La gente esperaba tener un vislumbre de ella para poder experimentar su ABC. Lo que querían experimentar era su “presencia”. No había publicidad, marketing ni creación de imagen, y sin embargo se han escrito incontables libros sobre ella. Tenía millones de seguidores. Ganó un premio Nobel. Era aclamada internacionalmente como una de las grandes figuras de nuestro tiempo.

¿De dónde surgía la grandeza y el poder de Madre Teresa?

Surgían de que se dirigía a las cualidades más elevadas, nobles y grandiosas de la naturaleza humana: el amor incondicional y la compasión libre de juicio. Aunque era pequeña, estaba arrugada y doblada hacia delante, y no tenía dinero ni posición, ella exhibió el corazón de todos los corazones. Había largas listas de personas que querían unirse a su causa. De hecho, tenían que pasar un periodo de ocho años de probación, pruebas y duro trabajo en el servicio para ver si estaban cualificados para entrar en su organización.

Esta dama tenía que tener algo, ¿cierto? Evidentemente estaba en un nivel de maestría. Su clase superaba a la de cualquiera. ¿En virtud de qué ocurrió esto? ¿Por su caridad? Hay muchas personas caritativas en el mundo, y muchas organizaciones de caridad. ¿Por hacer el bien? No. Hay muchos bienhechores profesionales y no ganan el premio Nobel. ¿Por su bondad? No. Hay muchas personas bondadosas en el mundo. ¿Por qué ella se alzaba por encima de todos los demás? Era porque su alineamiento, compromiso, dedicación y sacrificio personal alcanzaron un nivel que solo puede describirse como devoción.

El principio de la verdad universal

Cuando uno dedica su vida a plasmar el principio de la verdad universal, esa persona se vuelve magnética. Desarrolla el poder de atracción. Lo que tiene y lo que hace son secundarios con respecto a lo que es. Existen los reyes del mundo y existen los hacedores de reyes. Sabemos que es una obviedad que las personas más exitosas no se esfuerzan por conseguir el éxito. Se esfuerzan por conseguir otra cualidad distinta. Es esa cualidad, que el mundo les aporta y reconoce, a la que denominamos éxito.

¿Qué es lo que Madre Teresa reconocía en los demás?

¿Qué es lo que Madre Teresa reconocía en los demás, y, al hacerlo, manifestó magníficamente en ella para que todos pudiéramos verlo? Cuando atendía a los pobres, a los enfermos y a los moribundos en las calles de Calcuta, ¿estaba tratando de salvarlos de la muerte? ¿Estaba tratando de recaudar fondos para los pobres? No. Lo que reconocía y fomentaba era la verdad intrínseca de la dignidad, la valía, la nobleza y la grandeza humanas. Estas cualidades son intrínsecas a cada ser humano, por abismal que pueda parecer su situación externa.

Madre Teresa reconocía en su nombre lo que ellos aún no habían reconocido en sí mismos. En consecuencia, era como un espejo para ellos. Al mirarla, volvían a ver el reflejo de lo que se habían negado: la grandeza de la existencia de su ser. Incluso los más humildes de los humildes merecen que se les respete y que se reconozca la dignidad intrínseca del simple hecho de ser humanos. Compartir la experiencia humana es transformador. Habiendo visto esto dentro de sí mismos, habiendo sido testigos de ello, y habiendo conocido que era verdad al verlo reflejado en sus ojos, morían con una sonrisa en el rostro, en estado de beatitud. Eso es poder. Eso es impresionante. Eso es asombroso.

El éxito puede aportar estatus de personaje célebre o no.

Si miramos atrás, veremos que muchas veces hemos ido a una fiesta o a un evento porque cierta persona iba a estar allí. Nótese que la razón por la que queríamos estar allí era simplemente que esa persona iba a “estar” allí: no iba a darnos nada, no iba a hacer nada, simplemente iba a estar allí. Queremos encontrarnos con personas así porque tienen cierta cualidad que esperamos adquirir. A medida que llegamos a conocer el éxito, otras personas querrán que vayamos a su fiesta; y ese evento será distinto porque nosotros estaremos allí. Después de algún tiempo, la gente querrá que estemos en su junta directiva. Querrá que estemos en su membrete. Querrá que estemos en su comité. Querrá que seamos miembro de su organización. Querrá que escribamos el prólogo de su libro. Querrá ponerse una chapa con nuestro nombre en la chaqueta. Querrá nuestro autógrafo. Querrá sacarse una foto a nuestro lado.

El éxito puede aportarnos el estatus de personaje célebre o no. Depende de nuestra área de actuación y de nuestras elecciones al respecto. Pero, independientemente de lo que el mundo nos refleje, nuestro éxito siempre será un asunto interno, que solo experimentamos dentro de nosotros. En realidad lo mejor que el mundo puede hacer es celebrarlo.

 

—David R. Hawkins

La metafísica del Curso, El Hijo (RE-10a)

30 mayo, 2017

«El ataque a Dios» Metafísica del Curso (RE-10b)

30 mayo, 2017

5 Comentarios sobre Un caso de verdadero éxito: Madre Teresa

  1. Yo muchas veces me he preguntado cómo pudo aguantar toda su vida trabajando con pobres y enfermos. Solo se me ocurre que ella no debía ver ni pobreza ni enfermedad. Si no, no creo que hubiera aguantado

    • Hola David, nosotros contemplamos la posibilidad de que Madre Teresa viera tanto la pobreza como la enfermedad pero no veía el sufrimiento que ocasionan, porqué no es real. Apreciamos que compartas tu opinión con nosotros.

  2. Si, exacto, a eso me refería, creo que Waknick también lo comentaba en alguno de sus escritos. Sería la diferencia entre ver y percibir. Ver es ver sin juicio y percibir es ver emitiendo un juicio. Entonces ella veía la enfermedad pero no la percibía, es decir, no había juicio.

  3. Muy buen libro muchas gracias al grano de mostaza por traernos al doctor Hawkins .Por favor ,no ceseis
    en la labor de seguir traduciendo su maravillosa obra

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