El ataque a Dios
Otra idea clave para entender el proceso es «el ataque a Dios», por el cual nos sentimos culpables como ego. El ataque a Dios se produce en la mente. Recordemos que todo es una idea y, para hacerlo comprensible en una línea temporal, surge después de la idea de la separación y obedece al principio de «el uno o el otro», es decir, para que yo exista Dios tiene que no existir. Recordemos de nuevo la frase:
«El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios» (L-pII.3.2:1).
El mundo es ilusorio
A pesar de que el mundo es inherentemente ilusorio, tenemos la sensación de que es muy real. Y en otro nivel, en el mundo de la separación parecen habitar cuerpos, y a pesar de su neutralidad, se convierten en la encarnación del ego y simbolizan el pecado de la separación. El mundo es ilusorio como el pensamiento que lo originó, la idea de la separación, y es «posible» solo en el sueño del olvido, donde creemos en ella con una mente dividida, que no es la que Dios creó.
La mente dividida alberga la idea de un mundo separado lleno de contrastes, donde prevalece la escasez, el conflicto, el sufrimiento y la muerte, una imagen opuesta al estado del Cielo, donde reina la abundancia, la vida eterna y la paz.
Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. Su crecimiento va acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. Parecen amar y, sin embargo, abandonan y son abandonados. Parecen perder aquello que aman, lo cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. Y sus cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir. Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel (T-13.in.2:5-11).
El placer real
Lo que nos produce placer en este mundo no es lo que parece:
«Y mientras creas que puede darte placer, creerás también que puede causarte dolor»
(T-19.IV-A.17:11).
Tanto los cuerpos como los objetos de placer también causan dolor. Su ausencia, cuando nos hacemos dependientes, se experimentará como carencia y privación. Cuando creemos que la fuente de placer proviene de lo externo y su presencia es esencial para sentirnos bien, le estamos dando un poder y una realidad que en verdad no tiene, y estamos negando el poder y la realidad de Dios o el espíritu. Utilizando el mundo como sustituto del papel que solo Dios debe tener en la vida, se refuerza la creencia en la separación, que da origen al sufrimiento y al dolor. El Curso dice:
«Todo placer real procede de hacer la Voluntad de Dios» (T-1.VII.1:4).
Ahora entiendo, el curso no puede ser nunca algo popular, pues no me gusta oír, ni saber ni escuchar nada sobre dolor, sufrimiento o muerte. La sociedad niega la muerte, cientos de miles de moribundos fallecen solos en oscuras salas de hospital en el planeta y miles de animales son sacrificados a diario, pero a mi solo me interesa mi nuevo modelo de coche o moto. Que me importa toda la locura del planeta o los conflictos entre partidos políticos o las guerras y el hambre. A mi me importa tener un buen cuerpo ir al gimnasio y que me admiren las mujeres y si fuera mujer pintarme bien, ponerme modelitos ir a la pelu y estar atractiva. Estar distraída o distraído para no escuchar una voz que se pregunta: ¿ y este mundo…Que sentido tiene?
Todo depende del nivel de consciencia de cada uno…ya llegara el momento. Todo es válido y respetable. ?