Y Dios piensa de otra manera

Y Dios piensa de otra manera

Para terminar, no voy a leérsela, pero les voy a indicar dónde está la frase: «Y Dios piensa de otra manera». Es en el capítulo 23 Sección 1 Párrafo 2 Frase 7. (T-23.I.2:7)

(Ver orden de publicación del taller)

Voy a terminar leyendo algo del Libro de ejercicios, pero antes quiero deciros algo. Es el final de la Lección 189 a la que me he estado refiriendo, pero creo que es útil que insistamos en que no sabemos de qué va todo esto. Voy a leer a partir del párrafo siete en adelante.

Se trata de un pensamiento que no solamente se encuentra aquí, sino a través de los tres Libros del Curso: la idea de que no podemos comprender, no podemos juzgar, y que pensamos que sabemos qué es la salvación, qué es Dios, quién es Jesús, es la arrogancia del ego. Recuerden: no se puede pensar en  Dios sin un cuerpo, sin una forma que se pueda reconocer ¡porque creemos ser cuerpos! Y por eso creemos que Dios es un cuerpo, una persona, que Jesús es una persona. Y creemos que el proceso del perdón que este Curso explica y a través del cual nos guía, se trata de perdonar a otra persona. Eso es lo que la gente piensa por obvias razones, pero no puede ser. Tan solo piensen en lo que dice la Metafísica del Curso. Si no somos cuerpos, si tú no eres un cuerpo y no estás fuera de mí, entonces ¿a quién estoy perdonando? Y ¿quién soy el «yo» que está perdonando? Hay una pregunta al principio del Texto que dice: «Quien es el «tú» que vive en este mundo» Bueno, no es ciertamente esta persona que tiene un nombre, tiene un cuerpo, una personalidad, una historia. Esto tiene que ser una ilusión. Entonces, el perdón, por ejemplo, al que creemos entender, es simplemente una proyección de nuestra creencia de que somos cuerpos.

Cometí un error al elegir mi ego

Entonces, ¿qué es realmente el perdón? El perdón es darme cuenta de que cometí un error al elegir mi ego. Punto. Eso es todo. Es muy simple, no tiene nada que ver contigo, ni conmigo ni contigo como cuerpos. Tiene que ver con darse cuenta en el presente de que elegí al maestro equivocado. Hay una sola relación especial que necesita ser sanada: La del tomador de decisiones que eligió al ego. Eso es todo. Hay una sola relación santa: mi tomador de decisiones elige a Jesús o al Espíritu Santo. Es solo eso. Es muy simple. Lo que tenemos que entender en esta lección es que Dios en verdad piensa de otra manera y es fabuloso que piense de otra manera (Risas) porque de lo contrario no habría esperanza. Y se nos pide que pongamos todas estas ideas a un lado, incluyendo este Curso dejando un espacio abierto en nuestras mentes donde «la palabra de Dios se pueda escribir» La Palabra de Dios es la Expiación, que dice que la separación nunca ocurrió.

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