Siempre surge a través de la observación, de la propia observación de lo que la vida me muestra. A mí. Hoy ha sido, el mar, las olas y su causa. Y en ese mirar, me digo: El Mar igual que un pensamiento. La ola, igual que una emoción. El viento, la causa de eso que se produce. El efecto. Ola.
2Tus auto-engaños no pueden ocupar el lugar de la verdad, 3de la misma manera en que un niño que arroja un palo al mar no puede cambiar el ir y venir de las olas, evitar que el sol caliente las aguas o impedir que el plateado reflejo de luna se vea por la noche en ellas. (T-4º repaso.I.4)
Disociar cualquier cosa Creada en su totalidad, en verdad, carece de sentido. Eso solo sería posible en una mente separada, que cree en esa posibilidad, pues se cree disociada. Romper, de alguna manera pensada, lo creado por Dios. Este es un punto de vista del ego, solitario, que busca ganar la partida usando la aparente debilidad del Hijo de Dios, que se cree y se muestra perdido, pidiendo a gritos auxilio, ahí donde no se le puede dar eficazmente.
2Él no posee ningún atributo que no comparta con todas las cosas vivientes. 3Todo lo que vive es tan santo como Él, pues lo que comparte Su vida es parte de la Santidad y no puede ser pecaminoso, de la misma manera en que el sol no puede elegir ser de hielo, el mar estar separado del agua o la hierba crecer con las raíces suspendidas en el aire. (L-156.3)
8. Deja que se las lleve el viento, formando torbellinos y dando tumbos hasta que se pierdan de
vista, lejos, muy lejos de ti. 2Y vuélvete hacia la majestuosa calma interna, donde en santa quietud
mora el Dios viviente que nunca abandonaste y que nunca te abandonó. (T-18.I)
7. Tu hogar está edificado sobre la salud de tu hermano, sobre su felicidad e impecabilidad, así
como sobre todo lo que su Padre le prometió. 2Ningún pacto secreto que hayas hecho en lugar de eso
ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. 3El viento podrá soplar sobre él y la
lluvia azotarlo, pero sin consecuencia alguna. 4El mundo será arrastrado, pero este hogar
permanecerá en pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo en él. (T-28.VII)
3Ese fragmento de tu mente es una parte tan pequeña de ella que, si sólo pudieses apreciar el todo del que forma parte, verías instantáneamente que en comparación es como el más pequeño de los rayos del sol; o como la ola más pequeña en la superficie del océano. (T-18.VIII)
7,2 El sol y el océano no son nada en comparación con lo que tú eres. 3El rayo refulge sólo a la luz del sol, y la ola ondula mientras descansa sobre el océano. 4Pero ni en el sol ni en el océano se encuentra el poder que mora en ti. 5¿Preferirías permanecer dentro de tu mísero reino, y seguir siendo un triste rey, un amargado gobernante de todo lo que contempla, que aunque no ve nada está dispuesto a dar la vida por ello? 6Este pequeño yo no es tu reino. (T-18.VIII)