Deseamos ser especiales
Lo importante del párrafo anterior es que explica la experiencia de casi todo el mundo con la «voz interior». Pedimos un favor especial. Le pedimos a Dios, al Espíritu Santo, a Jesús, que reconozcan nuestra individualidad, queremos ser especiales, que nos hablen directamente a nosotros.
Y cuando experimentamos que nos están hablando directamente creemos que eso es lo que está pasando. La individualidad es una ilusión. La única forma que tiene Jesús de hablarnos no es con palabras, es con Amor. El no habla ingles, ni griego, ni alemán. ¡No habla! En el mundo real no se tiene ni lengua ni cerebro, tú eres un pensamiento perfecto de Amor y Paz. Y cuando te vuelves a reunir con ese pensamiento de Amor y Paz, que es lo que Helen hizo, el pensamiento abstracto, no específico, es traducido por ti en palabras específicas. Creo que en el caso del Curso —las personas que no lo conocen—, o un cristiano ortodoxo con la Biblia diría: «Si, Helen escuchaba la voz del diablo y la tradujo en sus propias palabras». Así que siempre tienes que discernir si la voz es del ego o del Espíritu Santo. Pero ten cuidado porque el ego siempre está al acecho. Por eso Helen no siempre escuchaba correctamente cuando se refería a cosas concretas. Muchas veces se equivocaba cuando escuchaba algo específico. El Curso no es específico, tiene palabras y conceptos específicos, pero no trata de situaciones en concreto. Dense cuenta de cuánto deseamos ser especiales; es el concepto clave del sistema de pensamiento del ego. Una vez que sales del Cielo, de tu mente al mundo todo es especialismo, todo son relaciones especiales. Deseamos ser especiales. ¿Y qué cosa puede establecer nuestro especialismo aún más, qué puede probar mejor su realidad, que lograr que Dios nos hable? Que Él o sus agentes reconozcan la individualidad, la condición de personas únicas.
Quiero llevarlos a casa
Éstos conceptos pueden ser útiles en los primeros peldaños de la escalera, porque al menos estarás en lugar correcto, con el maestro correcto, pero el verdadero propósito de «El Canto de la oración» es que Jesús les dice a los estudiantes: «¿Por qué quieren quedarse en los peldaños mas bajos de la escalera cuando quiero llevarlos a casa?» Es lo que nos dice en el Texto: «No es que pidas demasiado, sino muy poco. ¡Te estoy ofreciendo un banquete y tú te conformas con unas pocas migajas! ¡Te ofrezco el banquete completo y estas bajo la mesa comiéndote las migajas que caen!». Dice: Te estoy ofreciendo un camino a casa, no una mejor existencia en el sueño. No estoy construyendo un altar a tu especialismo, que es lo que tú quieres. Yo pienso de otra manera.
No estoy diciendo que esté mal o no sirva que pidamos ayuda específica a Jesús, pero véanlo en el contexto de un viaje mucho mayor. Estas son las etapas de comienzo del viaje. Es el camino correcto con el maestro correcto, pero vigilen no traten que él esté de acuerdo con lo que piensan, de modo que piense de otra manera. Nos esta enseñando a que pensemos como él, no a hacer que él piense como nosotros.
Cuando comprendan esta dinámica y vean cómo funciona en vuestra propia vida, entenderán cómo y por qué la Biblia se escribió de ese modo. No solamente involucra el Nuevo Testamento. El Jesús acerca del cual se escribe no tiene nada que ver con el hombre que caminó sobre esta tierra, del que no sabemos absolutamente nada. Porque la gente, lo que hizo fue tomar esa presencia de pura Luz y puro Amor, tan esplendido que seguro no era de este mundo, un hombre cuya sola presencia decía: Pienso de otra manera. Y que hizimos: traerlo a este mundo entonces ya no pensaba de otra manera. Y él estuvo de acuerdo: Sí, estaís aquí, el mundo está aquí, los cuerpos son reales, son pecaminosos, vuestros pecados deben ser expiados, etc., etc. Y eso es lo que se expresa en la terecera ley del caos: Dios piensa como nosotros. Y cuando Jesús cierra el análisis de esa tercera ley del caos: La expiación ahora se ha vuelto venganza. La Expiación que debería ser corrección, tal como se la toma en este Curso ahora es venganza, el pecado es real y exige castigo y como Dios fue el agente del pecado, ahora es el agente del castigo. ¿Y cual fue el pecado? robamos la vida del Cielo. ¿Cuál es el castigo? el Cielo la recupera: venganza. Si el Cielo recupera la vida, nosotros ya no la tenemos, dejamos de existir, o sea morimos. Como Dios está molesto por nuestro pecado, se asegura de que no morimos sino que suframos. ¡Lean el tercer capítulo del Génesis! ¡Lean el final de los Evangelios! ¡Lean a San Pedro: Jesús sufrió! Y muy pocas personas a través de nuestra historia dieron un paso atrás, reflexionarón y dijeron: ¡esto no tiene sentido! ¿Es esta la manera en que actúa un padre amoroso? Pregunta que Jesús hace en el capítulo 3. ¿Pensaría así tu padre?, —pregunta Jesús—. Quizás tu padre terrenal, y por supuesto este es el modelo que usamos para construir la imagen de Dios. Es lo que llamamos proyección.