La diferencia fundamental entre el Cristianismo y Un curso de milagros, se desglosa aquí en cuatro puntos:
1ª. diferencia
Un curso de milagros enseña que Dios no creó el universo físico, el cual incluye materia, forma, y el cuerpo; la Biblia afirma que Dios sí lo creó.
2ª. diferencia
Dios, en Un curso de milagros, ni siquiera conoce el pecado de la separación,—puesto que conocerlo lo haría real—, y menos aún reacciona al mismo; el Dios de la Biblia percibe el pecado directamente, como se describe en el relato del Jardín del Edén y sus respuestas al mismo son enérgicas, dramáticas y, con frecuencia, punitivas.
3ª. diferencia
El Jesús de Un curso de milagros es igual a todos los demás, una parte del Unigénito de Dios o Cristo; el Jesús de la Biblia se ve como especial, aparte y, por consiguiente, ontológicamente distinto a todos los demás, puesto que es engendrado como Hijo único de Dios, la segunda persona de la Trinidad.
4ª. diferencia
Jesús, en Un curso de milagros, no es enviado por Dios para que sufra y muera en la cruz en un acto de sacrificio y de expiación por los pecados de la humanidad, sino que más bien enseña que el pecado no existe, demostrando que en realidad a Jesús nada le ocurrió, pues el pecado no tiene efecto alguno sobre el Amor de Dios. Sin embargo, Jesús en la Biblia agoniza, sufre y muere por los pecados del mundo en un acto que el padre delega en él para brindar salvación a la humanidad, por medio del cual se establecen el pecado y la muerte como reales, y además refleja con claridad que Dios ha sido afectado por el pecado de Adán y tiene que responder a la autenticidad del pecado en el mundo a través del sacrificio de su Hijo bienamado.
Un dios del ego
Así pues, desde la perspectiva de Un curso de milagros, el Dios de la Biblia, Creador del mundo y autor del plan de expiación de sufrimiento, sacrificio y muerte, es un Dios del ego. Es Aquel que claramente representa el sistema de pensamiento del especialismo del ego que el Curso expone.
Consultar las secciones iniciales del Curso
Para más información, pueden consultarse las secciones iniciales del Curso, donde Jesús clarifica citas bíblicas, también en los Capítulos 3 y 6, en la Introducción al Capítulo 13, y en el Capítulo 23, «Las leyes de caos», así como en muchos otros lugares en el Curso.
Conclusión
Por lo tanto, podemos concluir que no existe forma alguna en que se pueda reconciliar el Dios o la teología de la Biblia con la teología de Un curso de milagros. Es más, la figura de Jesús en la Biblia es totalmente incompatible con el Jesús que creó Un curso de milagros. De hecho, el mismo Jesús afirma en el Curso, en referencia obvia a las imágenes históricas que se extrajeron de las bíblicas, que se hicieron ídolos amargos de él “que solo quiere ser un hermano para el mundo”
(C-5.5:7).
El significado de las palabras en el Curso y el mensaje de Jesús
Se encontraran muchos de los términos con los que estamos familiarizados —expiación, salvación, perdón de los pecados, Cristo, Hijo de Dios, etc.— pero con diferentes connotaciones y significados. El Curso hace una purificación de los errores del cristianismo, al tiempo que retiene sus buenos aspectos. La crucifixión es el principal acontecimiento de la vida de Jesús, pero la interpretación es totalmente distinta de la enseñanza tradicional, que hace énfasis en el calvario de Jesús, que sufrió y murió para redimirnos de nuestros pecados.
El Sermón de la montaña y la perfecta luminiscencia
Muchos coincidirán en que el Sermón de la montaña, es el resumen más claro y puro de sus enseñanzas, cuyos principios de perdón están perfectamente ejemplificados en su propia vida. El Curso ayuda a entender por qué Jesús hizo de estos principios la piedra angular de su evangelio, y por qué escogió la crucifixión para enseñar que los pecados están perdonados.
El Curso deshace el sentido de culpabilidad y nos quita el lastre del tiempo, haciéndonos ver la ilusión del mismo.
Jesús nos dice en el Curso:
Todo tu pasado, excepto su belleza, ha desaparecido, y no queda ni rastro de él, salvo una bendición. He salvaguardado todas tus bondades y cada pensamiento amoroso que jamás hayas abrigado. Los he purificado de los errores que ocultaban su luz, y los he conservado para ti en su perfecta luminiscencia (T-5.IV.8:2-4).
Este artículo está basado en las enseñanzas de Ken Wapnick
Ya desde el colegio sentía que lo que me explicaban las monjas no cuadraba con lo que sentía o intuía… gracias.
Gracias a ti por compartir tu experiencia, Rosa. Recibe un cálido saludo