El tiempo juega, siempre

ME DOY CUENTA, EN EL TIEMPO DE LA RESPIRACIÓN

Buscaba algo para leer, algo que me llame la atención. Generalmente lo que me llama la atención son las portadas, aunque también el título del libro. Portada y libro no son excluyentes en este proceso de tiempo pensado de elegir. Si me entra, me entra. También su tamaño, grosor, tipo de letra, espaciado…

No parece tan fácil ese proceso de escoger qué leer. Siempre es para después. Tengo que dar por bueno que dentro de un instante, unos minutos, horas, …… siempre, después de una vez que haya adquirido ese nuevo “tesoro” que me alumbrará por un tiempo, seguiré manteniendo esa intención de lectura que surgió en otro instante, siempre pasado.

El tiempo juega, siempre

El tiempo observado como pensamiento, donde parece que se juntan en algún lugar, la fuera de la mente que lo piensa, que lo crea, realmente. El tiempo juega mucho, más bien siempre.

¿Qué sería de mí sin el tiempo? Bonito título para un libro, de tapas azul mar al atardecer en un día brillante, de tamaño medio, de máximo 300 páginas. Con títulos suficientes para no perderme. Espaciado adecuado para leer sin esfuerzo en fijar la vista, ya un poco cansada de ver. Páginas en blanco para poder escribir y dibujar lo que me piense en ese instante de libertad libre. Prólogo no demasiado largo, ni tampoco que sobresalga de lo que el título muestra, por si solo. Un prólogo sencillo y me da igual quien lo firma, incluso mejor sin firma. Qué se yo si el que firma existe, incluso si ha sido el o ella quien lo ha escrito para ese libro en cuestión….o para otro. Igual me pasa con el propio libro, ¿Quién lo ha escrito en verdad?

Un libro fácil de leer

¿Qué significado le doy yo a esto? ¿Tal vez comparo deseo de vida, fácil de vivir, y llevo el libro y su contenido a ese lugar de deseo?. ¿Dónde se ha visto que un libro le pueda cambiar la vida a quién lo lee !!! y además lo práctica, en forma de acción o de pensamiento que al fin y al cabo viene a ser la misma cosa?. Una mente loca, que confía, por necesidad en que eso le llevará a vivir una vida más fácil, incluso menos difícil, por no ponerlo tan complicado.

El libro y las experiencias de vida, unidas por un único y fino hilo conductor que no tienes la capacidad de ver, y mucho menos de tocar, apreciar, sentir incluso desde los sentidos del cuerpo que eres. “Ese libro es lo más !!!” expresión dicha o por lo menos oída repetida-mente. Ese lugar es lo más. Esa relación es lo más. Ese café es lo más. Esa historia es lo más.

El tiempo es jugador por naturaleza, juega, pues es lo único que sabe hacer. Y eso mismo que era lo más, en otro tiempo, ahora pasa a ser lo menos, lo despreciable, lo que nunca me imaginé, lo que no quise que ocurriera, incluso puede ir a mejor, por verlo en desde el  lado opuesto a la negación, a mucho mejor. Todo es pensado. En verdad, da exactamente igual. Solo tu lo puedes cambiar, sin que realmente se produzca cambio alguno en el Cielo. Yo creo en el Cielo.

Un libro, un título y una mente que cree escoger

Trato de verlo desde cierta distancia. Desde un lugar neutro al que es imposible llegar. Me lo creo, pues es mi historia, incuestionable. Observo el proceso de creación del libro como objeto, de la idea del título que lo engloba todo sin decir nada, y de ese que lo coge de la estantería, aparentando por sus gestos, que conoce o bien no tiene ni idea de qué va. El contenido del libro, más allá de las hojas, tamaño y forma.

Me quiero referir al guión de la historia-experiencia-pensamiento-idea que el supuesto autor, que es siempre quien lo lee prestada-mente, se supone que es la materia principal de la compra realizada. Eso es lo que el autor, digamos que verdadero, querría. El ego individual se muestra enérgico y seguro de que su trabajo siempre vale la pena. Sin dudarlo,y el autor también, pues la duda solo da crédito a que lo que en un tiempo parecía bueno, en el tiempo, que es jugador por naturaleza, esa forma cambia. No arbitraria-mente.

Veo en la estantería un montón de libros

Libros y títulos y me surge la idea de hacer una aportación concatenando estos títulos, ordenada-mente. El tiempo juega, siempre juega, pues esa es su función, jugar a que me lo crea real. Es ese juego, entro. Sin más.

Bendiciones,

Rafael Carvajal

 

 

 

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