El Cielo y el Hijo (RE-12b)

El Cielo y el Hijo

El Hijo no es la Fuente de la creación

Un fluir estático, una totalidad ilimitada todo abarcadora, más allá del espacio y del tiempo donde mora Dios la Fuente de toda creación perfecta, El Padre. La Fuente es todo y comparte esta totalidad con sus creaciones, un Compartir sin límites. Se podría describir como, parte de la Fuente disfrutamos de todas sus cualidades, en nuestro estado original somos co-creadores, somos el Hijo.

Somos una idea en la mente de Dios, no hay limites ni diferencias ni separación en la Creación. La creación es abstracta, sin forma, e inmutable, la unidad es su naturaleza, cuyo conocimiento significa que no hay un punto donde termine el Creador y comience lo creado.

Sin embargo, incluido en este conocimiento subyace el hecho de que el Hijo no es la Fuente de la creación, aunque permanece Uno con el Padre.

La naturaleza del Padre

Llegamos a este «lugar» en la conciencia, donde la idea del estado y la naturaleza del Padre empieza a ser muy claro. El Cielo, una naturaleza sin límites, todo abarcadora, sin principio ni final y en extensión constante, donde las preguntas que limitan esta naturaleza carecen de sentido.

¿Cuando comenzó la Mente de Dios? ¿Puede haber un final para esta Mente? ¡No evidentemente!  En el estado del Cielo no existe separación, no hay  sujeto ni objeto ni observador ni observado, todo es conocido nada es percibido no hay referencias ni comparaciones, pues el conocimiento reina y nosotros como creación gozamos de certeza.

Somos una idea en la mente de Dios, un pensamiento del Padre, agua de la misma Fuente; ¿puede un pensamiento, que es parte de la Mente del Padre, ser distinto a ella? Esta idea sin ninguna limitación está compuesta de un infinito número de Pensamientos. Todos los Pensamientos son Hijos de Dios y la Idea unificada es —el Cristo—.

Los pensamientos que Dios extiende en el Cielo

El Cristo es el Hijo, la idea unificada de todos los pensamientos. La Mente de Dios se extiende y los pensamientos ilimitados son las extensiones del Padre «los Hijos». La Creación infinita eterna abstracta, imposible definir o contener en ideas del hijo del hombre, pero perfectamente conocida por el Hijo de Dios.

Los Pensamientos que Dios extiende como pulso eterno no tiene comparación en las formas especificas del mundo, por lo tanto, estos Pensamientos o extensiones del Padre carecen de forma y los Hijos abstractos de Dios, —que es una bonita descripción de lo indescriptible—, emulan el proceso de Creación del Creador.

El conocimiento es la perfecta certeza de lo conocido eterno por siempre constante y dichoso que expresa gratitud a su Fuente y plenamente consciente de su libre pertenencia, entona un cántico continuo reciproco e igual en agradecimiento de su Santidad.

Esta expresión de Dios es el Ser de Amor y este Amor fluye entre el Creador y creado, las constantes de este estado son verdad, dicha y paz.

Esta Es la Realidad, nuestra herencia natural como los Hijos abstractos de Dios, conscientes de La Fuente, del Creador, de el Padre, de Dios. La esencia del espíritu es el Amor el manantial de Dios, centro de irradiación que ilumina a las extensiones pensamientos o hijos.

Los hijos están en el hogar dentro de la Mente que los creó, su eterna verdad, los hijos son uno con el Padre. La verdadera ecuación 1+1=1.

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