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La aparente complejidad de la vida sólo sirve para desviar nuestro verdadero propósito. Los incesantes conflictos que nos acechan distraen nuestra atención sin dejarnos experimentar la simplicidad de la verdad. Esta es amable, sencilla, amorosa, lógica, completamente, razonable, natural y bondadosa, cuándo la alcanzas te das cuenta que siempre la tuviste, no como algo externo a ti, sino como tú verdadero estado, tu esencia es por tanto un reconocimiento amable sincero y alegre. Gozas de luz y sabes que esta es más poderosa que la oscuridad, de hecho es el fin del miedo, el fin de la incertidumbre, el fin de lo que nunca fue pero que te confundió creyendo ser algo que nunca pudiste ser.
No tan sólo es el fin de la oscuridad sino más bien la certeza de que esta nunca ocurrió ni podrá ocurrir pues sabes bien que el tiempo no tiene sentido para ti que ahora vives en la eternidad. Por cierto, es donde siempre estuviste y sólo en sueños creíste viajar a un lugar del espacio donde creíste en un principio y en un final.
Félix Lascas
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